Fiestas del Pilar 2009. Tejado.
Segundo fin de semana de octubre, tiempo de lo más agradable, primaveral me atrevería a decir, y un puente de 3 días por delante porque el día del Pilar cayó lunes. ¡Bien!
Este año mandó la lógica, saltándonos un poquito la tradición, y el domingo 11 hubo pregón y verbena después de cenar. Un gran acierto porque muchos tejaderos disfrutamos la noche entera sin prisas (ni pausas).
A Juancho el Charro (que ya es tradición en el Pilar) no lo vimos esa noche en el escenario, pero sí a sus dos chicas. Tan simpáticas y salerosas como siempre, animando el cotarro con una sonrisa de oreja a oreja y paciencia infinita :-)
Lo más pequeños subieron a cantar y a lucir sus coreografías, felices como lombrices.
Los más mayores lo dimos todo en la pista, bailando lo que nos pusieran por delante: pasodobles, rancheras, sanjuaneras… y, ¡¡caaaaambio de pareja!!
Y fieles también a la tradición, algunos de nuestros espontáneos más queridos, agarraron el micro (y la cintura de la cantante) con fuerza para deleitarnos con su arte…
Al día siguiente, 12 de octubre, con nuestras mejores galas y alguna que otra ojera (el fin de semana en Zaragoza también pasó factura a algunos), “casi” todos en misa. Procesión hasta la ermita, cambio de la virgen, besos y qué tal todo y el vermut que no falte…
Después de comer, Chipilandia, un espectáculo para niños en la plaza. Para niños y mayores, claro, porque uno de los dos payasos tenía un humor de lo más hiriente y sarcástico (a veces los niños no se enteraban de qué iba el tema), pero desternillante. A todos los del público nos tocó alguna joyita, pero la mejor parte se la llevaron “las voluntarias” que hicieron las veces de “payasas” en el escenario. Y se movían como pez en el agua en ese papel, ¡qué cosas!. Abajo hay dos fotos de esas dos “payasitas” para que las conozcáis…
A última hora de la tarde muchos cerraron sus maletas y nos dijeron adiós porque al día siguiente trabajaban. Los que nos quedamos estuvimos de verbena (temazos de Juancho incluidos) en sesión continua hasta la 1 de la mañana y luego todos a casita.
Al día siguiente se juntó todo el pueblo para comer paellita y luego se vieron las caras en los bolos y el guiñote.
María Maján
